21 ene 2007

ISLÁM Y POLÍTICA EN EL MUNDO ÁRABE

El-Mulá Bush


En un ambiente tan contradictorio; donde predominan la unidimensionalidad, el narcisismo y el amor por escuchar el propio eco, donde se criminaliza y se silencia el que pretende dar voz al “Otro”, donde se practican toda suerte de artimañas y tácticas –de manual, dicen algunos- para hacernos creer que es viable que el “Yo” sea suficiente para comprenderse y comprender al “Otro” sin que este tenga siquiera la oportunidad de expresarse. Aprovecho esta tribuna para, en pro de tender puentes, apostar por la comunicación y el entendimiento en tan difíciles momentos, lo cual hace la tarea valiosa y necesaria mas que nunca.

El Islam como religión no dista mucho de las demás religiones monoteístas, abrahámicas con la importante salvedad de haber sido la última de las tres principales, por lo cual procuró ser la síntesis de ambas que la precedieron amen de haber sabido en su expansión diluirse con las aportaciones culturales de civilizaciones como la persa, la india o la china. Pero inexorablemente tuvo que reflejar todas las discusiones y contradicciones que conllevaba ser el espejo reflector y el crisol de tantas variedades culturales.

Para no tener que emprender aquí una labor de historiador del pensamiento islámico desde su génesis remito a una de las obras esenciales en castellano sobre el tema, la trilogía del inminente arabo-islamista Miguel Cruz Hernández “Historia del Pensamiento en el Mundo Islámico” (de Alianza Editorial, 1996) ni tener que mal resumir aquí el bagaje imprescindible para abordar el tema de nuestro actual interés.

La discusión en el islamicismo actual por excelencia entre las distintas corrientes, tanto de pensamiento como de acción, existentes en el mundo islámico como entre los que se interesan por la realidad islámica actual, versa sobre la vertiente política del Islam como parte inherente del discurso islámico. Aunque esto no significa dejar de lado las problemáticas en su faceta doctrinal o teórica así como de organización. Los teóricos así como los líderes más o menos representativos han de abordar esta problemática que aquí resumimos en dos vertientes que son el Estado y el Poder y que abrimos con un planteamiento crítico de lo que no es el Estado Islámico para ver después como se plantea tal Estado en la visión islamicistas.
I. CRÍTICAS DEL CONCEPTO OCCIDENTAL DEL ESTADO

Aquí no trataremos de aportar nuevos planteamientos, sino que enfocaremos la crítica que dos representantes del islamismo político hacen a las dos vertientes más importantes del pensamiento occidental; el “liberal” y el “marxista”, siempre según la división y esquematización de los representantes de estas nuevas corrientes –que, en realidad, no son tan nuevas- en el mundo arabo-musulmán. Primero parafrasearemos a Abdel-Jawád Yásin en su “Introducción a la catequesis de la ignorancia (Al Jahiliya*) moderna” y, en la segunda parte a Abdessalám Yásin en su “El Islam y el desafío marxista leninista”.

A. Refutación de la creencia nacionalista:

Los teóricos del islamismo político militante dejaron de lado la famosa y polémica discusión sin resolver desde el origen del pensamiento islámico sobre si el Islam pretendía un Estado o una Revolución; y basándose en la negación del Estado “nación” como crítica al concepto occidental del Estado moderno, se emprende la ”Cruzada” a la inversa con una labor de definición del concepto islámico del Estado por vía de la negación de lo que, según estos “nuevos musulmanes”, ha de ser el Estado musulmán.

Tomando el término de “Nación” en su delimitada concepción que para el tratado interesa, viene a significar: “la pertenencia territorial como vínculo y nexo de unión más importante entre el conjunto de sus habitantes, postergando otros factores que pudieran unirles; siendo este mismo matiz de ensalzar el motivo de unión territorial a otros determinantes para la concepción islamicista, tales como la fe o la creencia religiosa, como vinculo superior a cualquier concepto materialista de unión.

Por consiguiente, “se aparcan a un segundo grado los demás factores concediendo la máxima importancia al vinculo religioso mismo, y a raíz y en torno a este, se desarrollan los demás y en caso de contradecirse con este cualquier otro vinculo sea de sangre o de matrimonio o de tribu o hasta de territorialidad, el primero es determinante”, para demostrarlo se alude a la interpretación de ciertos versículos del Sagrado Corán así como a los hechos y dichos del Profeta destacando de su vida la salida de la Meca –su tierra natal- para volver a ella con un ejercito conquistador.

A nadie se le escapa el objetivo de esta crítica sabiendo que el poner el énfasis en lo religioso en oposición a todo lo demás, se consigue un doble objetivo; primero el acallar las voces discordantes internas así como externas en territorios que se han de conquistar, y segundo se justifica la idea que veremos más adelante de la división del mundo en “Dar al Islam” (Casa del Islam) - el termino “Islam” conlleva en su semántica “salam” que significa “paz”- y “Dar al Harb” (Casa de Guerra).

Según la teoría (no islámica) criticada aquí “el muslim, el cristiano, el judío y el ateo son iguales, mientras para el Islam no lo son y son tratados de forma distinta que a los musulmanes, no obstante, se les respetarán los derechos básicos como la “Promesa”, las posesiones, la caridad y la misericordia, que –según los mismos- el Islam les otorga, sólo y cuando se comprometen a no atacar a los musulmanes en su fe ni los saquen de sus tierras”. Lo que viene a plantear la existencia de una sociedad que niega las divisiones en su vertiente económica para implantarlas en lo religioso y, así mismo, se plantea el problema sólo en el caso de “Dar Al-Islam” (Casa del Islam) donde puedan vivir los que no son musulmanes pero jamás a la inversa, es decir, como serán considerados, los que tratan así a los demás, cuando les toque vivir en donde imperan las demás religiones o en su ausencia en una sociedad laica o atea.

“Sin negar que el ser humano es social por su naturaleza, el motivo común de su asociación ha de ser el nexo de unión más sagrado por ser la base de su encuentro y el fundamento de su Estado”. De allí que la elección de la territorialidad en sí no les convence al significar darle la máxima graduación de “sacro” a algo material.

Las ideas que aquí desarrolla este escritor son parte de tratados ya vistos en los planteamientos del fundador de los “Hermanos Musulmanes” el egipcio Sayed Qutb cuando planteaba que: “Vino el Islam para elevar al ser humano de las ataduras de la tierra y el barro. El muslim no tiene patria más que donde se cumple la ley divina, y donde establece las relaciones con sus habitantes sobre la base de la relación con Dios, y no tiene el muslim más nacionalidad que su fe que le hace miembro de la “Umma Muslima” en la “Casa del Islam” y no hay más pertenencia para el muslim salvo la que emana de su creencia en Dios. (...)”.

Es digno de destacar en este planteamiento el concepto de “Dar al Islam” en oposición a “Dar Al Harb” (“Casa de la Guerra”), lo cual hace de este planteamiento merecedor de toda atención, máxime cuando intenta encontrar su justificación en nobles teorías como las críticas de Abí Al-AAlá Al-Mawdúdí al nacionalismo territorial que roza en sus planteamientos las ideas de los Sufíes (ascetas musulmanes) sobre la unidad humana, cuando -por ejemplo- dice: “(...) y porque no se plantea (el ser humano)-: soy habitante de la tierra, y todo el planeta tierra es mi patria y mi tierra, y toda persona que vive en ella es mi compatriota y mi socio en ella, (...)”.[1]

Finalmente cabe retener de lo expuesto las negaciones de los planteamientos del Estado basado en la territorialidad o por el nacimiento en pro de la fe como único vinculo válido y que se encarna en la práctica de la “Shariaa islámica” como ley que impera en “Dar al Islam” y donde los conciudadanos son miembros de la “Umma” donde la única diferenciación que valga es la que hay entre “muslim”, “al-kitábiyún” (los del Libro) cristianos y judíos, y el resto, que supondrían el último peldaño; los agnósticos, laicos y ateos.


B. Desfalcos en el concepto marxista del Estado:

Para Abdessalam Yásín el marxismo es “una maquinación filosófica que hay que conocer puesto que forman parte del mundo de las ciencias políticas y no hay más remedio que criticarla y conocerla bien ya que en sí misma es una crítica radical de la teoría del Estado liberal. El tratar este tema nos facilita conocer las distintas formas de organización política de la “Jahiliya” (la ignorancia) moderna que refleja sus contenidos reales y sus reivindicaciones ideológicas, (...)”.
Una primera crítica o primer desfalco que Yásín le encuentra a la teoría marxista sobre el Estado es su acercamiento al anarquismo y su refutación del Estado una vez que el proletariado se haga con el poder, repasando las teorías de Marx, Engels y Lenin, y con este último se ceba al reprocharle la contrariedad de la historia a sus planteamientos de desaparición del Estado por la aparición de un Estado férreo (el estalinista):

“Se caracteriza el marxismo entre las demás ideologías por su optimismo exagerado en lo que se refiere a la clase elegida, el proletariado, y le augura que, con su liberación, conseguirá liberar al resto de la humanidad de toda injusticia y para siempre, elevando el sistema social a un nivel que, sin llegar a ser ético, alcanzaría un alto grado en la escala del desarrollo dialéctico y, a su vez, haría que la existencia del Estado sea totalmente innecesaria. Si tenemos en cuenta que Marx vivió en un siglo donde los anarquistas gozaban de un gran peso filosófico y político, entenderemos la influencia que arrastró al filósofo de la rigidez científica a adoptar también el pensamiento anarquista. (...)”.

“Considera Engels la existencia del Estado en la sociedad como “reconocimiento de la misma de que las contradicciones de clase no tienen solución fuera del Estado, (...). Por lo tanto el poder del Estado vendría a organizar la lucha y sitiarla dentro de unas dimensiones razonables”, y prevé el camarada que el Estado burgués no sólo suaviza los resultados de la lucha, sino que representa “la fuerza particular” que perpetua el dominio de una clase sobre otra de forma legal, y con la desaparición de la lucha de clases desaparecería la justificación de la existencia del Estado, (...)”.

“He aquí toca Lenin el nudo de todo el asunto: la obediencia sin obligación, y esto es un idealismo que raramente puede tener cabida en un pensamiento dialéctico que no reconoce más que la lucha como norma; cuando hablaba de la férrea vigilancia del “pueblo armado” y sus duros y rápidos castigos para los disidentes, entonces estaba dentro de su lógica, pero cuando le da a la costumbre ese valor positivo y cuando reconoce la existencia de normas “esenciales” necesarias en toda sociedad, y cuando augura una obediencia sin obligación y sin violencia, se pasó de su terreno a otro distinto.”.

“En la teoría marxista leninista hay desfalcos que se intentan subsanar con la filosofía gracias a la habilidad que caracterizó a Marx, pero el vacío más grande de esta teoría es la ausencia de una visión coherente del periodo pos-revolucionario, y allí sustituyeron el programa con el optimismo desenfrenado y los sueños inconcebibles.”[2]


Lo que en esencia le ve Yásín de negativo a la teoría marxista leninista es su recurrir y apostar por “la conciencia, la moral y el compromiso” para resolver en última estancia la posibilidad de la desaparición del Estado, idea que comparten con los anarquistas.

Llegados a este punto cabe preguntarse, después de tanta crítica, que nos plantean los teóricos del pensamiento islamicista como alternativa después de las refutaciones presentadas. Cabe imaginarse por donde van los tiros cuando, en la última parte de la crítica que hace Yásín al marxismo, le reprocha a Lenin el recurso a los ejes mismos sobre los que parece ser que se apoyarían los planteamientos “idealistas”, sin reconocerlo, de los islamicistas. Pero sin pretender hacerles decir lo que no expresan mejor leerlo de su puño y letra.
II. FUNDAMENTOS DEL ESTADO ISLAMICO


El islamismo en su discurso reconoce tres fundamentos básicos, y los conoceremos en boca de dos de los cualificados representantes del movimiento que son Hassan Al Banna, un clásico y fundador de los Hermanos Musulmanes y Abd Al Jawad Yásín respectivamente:

- Político: encarnado en “el jalifato” o “Jiláfa”.
- Social: representado en “la nación islámica” o “Al-umma Al-islámiyya”.
- Legislativo: contenido en las normas de la “ley islámica” o la “Sharí’a”.


A. El Fundamento Político: El Estado Califal:

“Los “Hermanos Musulmanes”, en su creencia, el jalifato “es símbolo de la unidad islámica y el testimonio de unión entre las naciones del Islam, y es una práctica islámica a la cual los musulmanes han de prestar atención y dedicarle su pensamiento, y el jalifa es sujeto de muchas legislaciones en la fe de Alláh, y es por eso que los compañeros del Profeta, Alláh les bendiga a todos, adelantaron la resolución de este tema a pensar en las pompas fúnebres del Profeta alabado sea, y se dedicaron a las mismas una vez que se aseguraron de la resolución de lo primero. (...)”.

Los “Hadiz” (dichos y hechos del Profeta) que instan a la obligatoriedad de elegir “al Imam” y detallan las normas referentes a la “Imama” (las tareas del Imam), no dejan duda alguna sobre la responsabilidad de los musulmanes de ocuparse y pensar detenidamente en el asunto del jalifato, sobre todo después de las desviaciones que sufrió en un principio antes de ser totalmente abolido hasta hoy en día.

De allí que los “Hermanos Musulmanes” aunque hacen de la idea del jalifato y el trabajo por su recuperación el encabezamiento de sus programas, no obstante, piensan que ello precisa muchos y necesarios preparativos y que el paso directo de la vuelta del jalifato han de precederle otros pasos:

“Se requiere previamente una cooperación completa cultural, social y económica entre todos los pueblos islámicos, seguidamente la formación de coaliciones y acuerdos, la celebración de encuentros y congresos entre estos países. (..). A todo ello le seguirá la formación de la Unión de Naciones Islámicas y una vez alcanzado este punto para los musulmanes desembocaría en el acuerdo sobre “Al-Imam” que sería la pieza clave, la unión de las partes, el anhelo de los corazones y la sombra de Dios en la Tierra.”[3]


B. El Fundamento Social:

“Esta religión trajo para toda la humanidad una visión nueva del cosmos y de la vida, en la cual el ser humano le une al otro un solo y principal vinculo que es Dios el creador del Hombre y de la vida. A los seres humanos le unía, antes y después del Islam, distintos tipos de vínculos y nexos de unión en pro de la agrupación de los individuos para formarlos en conjuntos distintos de los demás. Así mismo conoció el Hombre la pertenencia a la familia patriarcal y a través de la misma a la tribu y al clan con la posibilidad de haber conocido a lo largo de su historia otros tipos más amplios de relaciones. De tal modo los griegos usaron “la Ciudad” como medida de expresar sus unidades sociales, siendo la patria del hombre su ciudad y todo foráneo a la misma se consideraba extranjero aún siendo de otra ciudad griega. Los romanos usaron el termino de “república” para denominar algo cercano al ”Estado” tal como lo define “Jean Bohdan” en sus libros sobre la república en el siglo XVI. No menos los persas en su historia han conocido formas de unión cercanas en su fundamento y forma a la idea de la patria.

Mientras que en la “Ignorancia” actual se multiplican las formas de agrupación de los componentes de una nación:

Algunos lo ligan a la idea del “suelo patrio” y consideran tal vínculo suficiente en sí obviando cualquier otro sea la fe, el origen, la lengua o los intereses comunes, siendo este de los argumentos más extendidos (...). Habiendo otros que lo ligan al origen y la raza (Mansini – 1851) dividiendo el mundo sobre la base del derecho de cada nación a formar su unidad política. (...). Hay también los que tienen en consideración como principal nexo de unión de una nación el deseo de sus componentes (el francés Renan) describiendo la nación como alma y fundamento significativo relacionado con el pasado, el presente y el futuro (...).

En cuanto al marxismo, considera que la “unión de intereses económicos” es el fundamento principal para formar la nación, lo cual, es coherente con su planteamiento al considerar dichos intereses como la fuerza motriz de la vida en su totalidad.

Así vemos que la “unión de la fe y de religión” para el pensamiento de la “ignorancia actual” no es considerada, como Dios la quiso para el ser humano, base de encuentro y origen de pertenencia. Hubo tendencias que la valoraron como uno de los elementos básicos para conseguir la unión política, mientras otras vieron que la unión en la fe no debe tenerse en cuenta principalmente para la unión política.

Pero si nos asomamos al Islam, con su “Umma” que fue y sus textos que tenemos hoy entre nuestros corazones y manos, veremos que el Islam es nación y Estado, fundada sobre un solo y único vinculo que es la creencia, y no uno de los importantes vínculos entre otros, (...).”[4]


C. EL FUNDAMENTO LEGAL

“Es Dios en todo su poder quien puso a esta “Umma que fue” las bases de su credo, también le dictó las bases de su sistema Jurídico. Puesto que le quiso que sea una “Umma” divina que entrega a Él sus riendas y de Él recibe sus normas y reglas lo mismo que sus pautas de comportamiento y sus normas éticas, todo ello dentro de una unidad coherente y armoniosa que comunica entre sí y se construye unas sobre otras. Es por lo cual el recurrir a la Justicia divina sea parte del credo musulmán y una de las condiciones de la fe.

Así vino esta “Sharíaa” para la “Umma que fue” y para cualquier “Umma” venidera con dos tipos de Leyes:

Primer tipo: Las Leyes Generales; y son las que contienen los principios generales y las bases totales de la vida y la legislación en la sociedad islámica, y la caracteriza su alto grado de generalidad y flexibilidad. Lo cual es acorde con la pretensión universalista en cuanto al espacio y su perpetuidad como dimensión temporal; ejemplo de ello cuando se refiere el Corán al obrar en justicia entre las personas o la “shurá” (la Consulta) para gobernar, o la necesidad de la cooperación por el bien. Todos ellos son principios generales que aceptan la interpretación para acomodarse a cualquier tiempo y a cualquier lugar. (...).

Segundo tipo: Las Leyes específicas; en oposición a las anteriores estas no admiten interpretación alguna y se detallan sus pormenores en el Corán, la Sunna o en ambos, es de mención en este caso el sentenciar a muerte al que asesina, el cortar la mano del ladrón, el lapidar al adultero o su flagelación, la obligación de la “Jizya” (pago tributario sobre cristianos y judíos bajo soberanía islámica), la prohibición de la usura, etc. ... (...)”.[5]

Con estos textos traducidos no he pretendido que el lector sea de pronto un “faqih” (docto) en la materia, ni mucho menos, la pretensión es mucho más humilde, quisiera que sepa que las interpretaciones aquí expuestas son sólo eso “interpretaciones” de unos señores que, al no permitirse la Iglesia en el Islam, nunca podrán pretender la Verdad por ser esta una cualidad divina no compartida por el hombre. Al mismo tiempo y cuando escribía estas líneas recordaba planteamientos parecido pero que no tienen que ver con el Islam, sino –por ejemplo- del cristianismo según George Bush o el judaísmo según Ariel Sharon; puede parecer que la diferencia sea grande, pero no lo es, son los mismos fanáticos con distintos atuendos, unos demostrando las barbaridades que pueden llegar a cometer una vez en el poder y otros no harían menos en caso de alcanzarlo.


Murcia a 15 de abril de 2003

* El termino se refiere en su origen al periodo pre-islámico tachándolo de “ignorancia” de la existencia del verdadero Dios, pero lo extrapolan los islamistas para la actual fase del desarrollo humano en los países no islámicos.
[1] Ideas de: Abd Al Jawad Yasin; “Introducción a la catequesis de la ignorancia moderna”. Ed. Azahra de Difusión Arabe. 1ª Ed. en 1986. (No traducido al castellano)
[2] Abdessalám Yásín: “El Islam y el desafío marxista leninista”, 1987, ED. ? , (No traducido al castellano).
[3]Hassan Al Banna: Carta del Vº Congreso. Conjunto epistolar del Imam Mártir Hassan Al Banna
[4] Abd Al Jawad Yásín: “Introducción a la catequesis de la ignorancia moderna” IDEM.
[5] Abd Al Jawad Yásín: “Introducción a la catequesis de la ignorancia moderna” IDEM.
â Los textos tratados son parte de la obra de Muhammad Darif: “El Islam Político en la Nación Árabe”, publicaciones de la Revista Marroquí de Sociología. 2ª Ed. de noviembre de 1992

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